sábado, 8 de mayo de 2010

Mi confrontación con la docencia

En el año de 1976 me inicio como profesor adjunto en la UNAM, como una opción de cumplir con mi servicio social para mí y para la Institución como una alternativa de formar los profesores jóvenes que más tarde se incorporarían a su planta docente, al lado de uno de los profesores mas expertos en la materia que se que se quisiera ser adjunto, para aprender a ser maestro , el servicio social duraba un año, así inicio mi carrera en la docencia, además como una forma de regresar a mi alma mater y a la sociedad la formación profesional que me regaló.
Pocos años más tarde, me incorporo al Colegio de Bachilleres, como jefe recursos financieros, donde recibo la invitación de participar en el proyecto docente de la fundación de la capitación para el trabajo, en el área de contabilidad fiscal empezando a trabajar sobre lo que más adelante seria la actividad para el alumno en esta capacitación y por añadidura viene la invitación a que me incorporara a la planta docente, desde luego sometiéndome a todos los filtros docentes que se debían cumplir escrupulosamente (curso propedéutico, examen del curso, entrevista con funcionarios del área académica ) para esperar la contratación e iniciar la carrera en este mundo de la educación.
Creo no estar deshumanizado, por eso no sobrevaloro mi papel docente, para mi ser profesor ha sido una oportunidad de las no muchas que existen en nuestro país para la realización material y espiritual de mis metas, sin embargo cuando las actividades se desarrollan con cariño, te reconforta que alguna vez en algún lugar te reconozcan tus ex-alumnos.
Ser profesor de educación media me ha significado el aprendizaje de ver la transformación física y emocional de los adolescentes y así entender el comportamiento de mi hijo en esa etapa de su vida y reflexionar sobre lo que fue mi propia adolescencia. Es inolvidable ese primer beso que le diste a tu novia también adolescente.
A cada inicio de semestre es emocionante conocer esas 500 o no sé cuantas nuevas caritas juveniles, llenas de retos, risas, sueños, utopías, esperando el inicio del ,proyecto de vida todo esto te hace ser humano sumamente humano. Decía Erasmo de Rotterdam, que la vejez es la segunda infancia yo digo que el ser maestro de adolescentes te hace regresar a tu adolescencia
Si no hubiera satisfacciones, todo sería insatisfacción, pero afortunadamente existe un equilibrio: satisfacción-insatisfacción, me duele y siempre lo he manifestado a mis directivos que no me pregunten:
¿Cómo le fue en su maestría?
¿Cómo le fue en su especialidad en docencia para el bachillerato en la UPN?
¿Cómo le fue en sus estudios de inglés?
¿Cuál fue su tema de tesis de grado?
¿Cuál fue el tema de su tesina en la UPN?
¿Cómo le va en su especialidad en competencia?
En fin habrá muchos ¿Cómo?, ¿Qué?, ¿Para qué?, ¿Cuáles?
Lo peor que te puede pasar es acostumbrase a la indiferencia y llegas a pensar que solo eres parte de las estadísticas institucionales.

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